Ilustración: TJ Johnson |
Rollo May
El segundo pilar sobre el que se basa la CNV es expresar cómo nos sentimos.
Hasta hace relativamente poco nuestras instituciones
educativas nos han valorado más por "la
manera en la que pensamos" que por "la
manera en la que sentimos" y así es como nosotros hemos ido creciendo
y alienándonos de nuestros sentimientos.
Lamentablemente, lo seguimos comprobando actualmente con
algunos de los niños con los que trabajamos en sesión. Un ejemplo que lo ilustra:
Foto: Klapproduction |
Obviamente Roberto sí que tenía sentimientos y emociones al
respecto, lo que ocurría es que no sabía cómo darse cuenta de que los tenía y,
mucho menos, expresarlos.
Esta dificultad para reconocer y expresar los propios
sentimientos puede ser frecuente en aquellas personas cuyo código profesional
les impide manifestar sus emociones (militares, abogados, agentes de policía,
ingenieros, etc.). En el ámbito
familiar, el precio que hay que pagar cuando algunos de sus miembros no saben
comunicar sus emociones, o piensan que es mejor ocultarlas, es muy alto.
En el ejemplo de Roberto, su madre comenta la dificultad que
le supone conocer los sentimientos de su hijo y dice tener la sensación de que
en muchas ocasiones hablar con Roberto es como “hablar con la pared”. Según
ella, esta dificultad es evidente cuando se comenta u opina sobre
aspectos que implican valoraciones emocionales o expresión de sentimientos.
Este comentario se lo suele hacer a Roberto con cierta frecuencia, además de a
su marido a quién acusa de lo mismo a modo de queja.
Foto: Mizar Alcor |
Una manera en la que la madre de Roberto podría mejorar la
comunicación sería expresando de manera sincera sus sentimientos y necesidades.
Como veremos a continuación, cuando se expresa vulnerabilidad se genera mayor
acercamiento entre las personas. Un comentario del tipo "Roberto, cuando
hablo contigo siento soledad y tristeza porque no encuentro la forma de
conectar con tus sentimientos. Me gustaría mucho que me expresases lo que
sientes para poder comprenderte mejor y sentirme más acompañada". De esta
forma, es posible que este contacto emocional más cálido que la dura crítica
despierte ternura en Roberto y su reacción sea diferente.
Como acabamos de comentar, en contra de lo que
podamos creer, un aspecto que puede ayudar a resolver conflictos y mejorar la
empatía y la comunicación es la expresión de nuestra vulnerabilidad. Nos cuenta
M. Rosenberg, cómo el ocultar sus sentimientos en una charla que tuvo que
impartir a un colectivo de personas de una zona empobrecida de su ciudad, le
jugó una mala pasada.
"El primer día, al entrar en el aula, los encontré entretenidos en una
animada conversación, pero al
verme se quedaron callados. «¡Buenos días!», los
saludé. Continuó el silencio. Me sentí incómodo, pero tuve miedo de expresarlo.
En lugar de eso, y de la manera más profesional que pude, continué: «En esta
clase vamos a estudiar un proceso de comunicación que espero que les sea útil
en sus relaciones con sus familiares y sus amigos».
Ilustración: Typepad.com |
Seguí hablando de la CNV pese a tener la
impresión de que nadie me escuchaba. Una chica hurgó en su bolso, sacó una
lima y se puso a limarse enérgicamente las uñas. Los que estaban sentados
junto a las ventanas tenían la cara pegada a los cristales, como fascinados por
lo que pudiera estar ocurriendo afuera. Aunque me sentía cada vez más
incómodo, seguí sin decir nada. Por fin, un alumno, indudablemente más valiente
que yo, rompió el hielo. «A usted no le gustan los negros, ¿no?». El comentario
me sorprendió, pero no tardé en darme cuenta de que, al querer disimular que me
sentía incómodo, había contribuido a que el chico se hiciera aquella idea.
«La verdad es que
estoy nervioso -admití-, pero no porque ustedes sean negros. Lo que me pasa es
que aquí no conozco a nadie y me gustaría caerles bien.»
Expresar mi
vulnerabilidad tuvo un efecto muy importante en los alumnos. En seguida comenzaron
a hacerme preguntas, a contarme sus cosas y a mostrar curiosidad por la
charla."
El
lenguaje, en muchas ocasiones, suele dar pie a confusiones, de no utilizarlo
adecuadamente, como es el caso de la expresión de sentimientos. Es importante
saber establecer la distinción entre palabras que expresan sentimientos reales
y palabras que describen lo que creemos ser. Por ejemplo: "Me siento
incapaz como padre", queriendo decir cómo nos evaluamos como padres,
no cómo nos sentimos. Quizá fuese más acertado decir "Me siento
decepcionado/frustrado como padre", al describir el sentimiento real
que se esconde detrás de mi autoevaluación.
Cuando elaboramos un vocabulario de sentimientos que nos
permite nombrar o identificar de forma clara y precisa nuestras emociones, nos
resulta más fácil conectarnos con los demás. Al mismo tiempo que nos hace más vulnerables,
la expresión de nuestros sentimientos puede ayudarnos a resolver conflictos.
La CNV distingue entre la expresión de los
sentimientos reales y las palabras o afirmaciones que sirven para describir
pensamientos, evaluaciones e interpretaciones.
Un
sentimiento viene a ser una llamada de atención en cuanto a una necesidad más
oculta, algo que tenemos dentro y que necesitamos expresar. Ampliar
nuestro vocabulario de sentimientos facilitará que el otro nos comprenda
mejor.
"las palabras pueden ser como muros que nos separan...
o como ventanas que nos dejan ver el interior de la otra
persona..."
M Rosenberg
Fuente: Comunicación no violenta, un lenguaje de vida - Marshall B.
Rosenberg, Ph.D.
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