lunes, 11 de enero de 2016

CNV III - Identificar y expresar sentimientos

Ilustración: TJ Johnson
«La persona madu­ra es capaz de diferenciar los sentimientos estableciendo muchos matices, inten­sos y apasionados o delicados y sensibles, como si fueran los diferentes pasajes musicales de una sinfonía»
Rollo May

El segundo pilar sobre el que se basa la CNV es expresar cómo nos sentimos.
Hasta hace relativamente poco nuestras instituciones educativas nos han valorado más por "la manera en la que pensamos" que por "la manera en la que sentimos" y así es como nosotros hemos ido creciendo y alienándonos de nuestros sentimientos.



Lamentablemente, lo seguimos comprobando actualmente con algunos de los niños con los que trabajamos en sesión. Un ejemplo que lo ilustra:
Foto: Klapproduction
Roberto nos comentó que tenía un compañero en clase que le hablaba sin parar mientras el profesor explicaba la lección y que eso le hacía difícil concentrarse en clase. Al preguntarle qué sentía cuando eso ocurría nos contestó "siento que en clase no habría que hablar". Le indicamos que eso no expresaba sus sentimientos sino una opinión sobre qué se podía o no se podía hacer durante la clase. Volvió a intentarlo: "siento que si un compañero se comporta de esa manera es porque no le interesa la clase". Insistimos nuevamente en la diferencia entre los sentimientos y las opiniones, señalándole que aquello que nos comentaba era una opinión y no un sentimiento. Se quedó pensativo y dijo: "No siento nada".
Obviamente Roberto sí que tenía sentimientos y emociones al respecto, lo que ocurría es que no sabía cómo darse cuenta de que los tenía y, mucho menos, expresarlos.
Esta dificultad para reconocer y expresar los propios sentimientos puede ser frecuente en aquellas personas cuyo código profesional les impide manifes­tar sus emociones (militares, abogados, agentes de policía, ingenieros, etc.). En el ámbito familiar, el precio que hay que pagar cuando algunos de sus miembros no saben comunicar sus emociones, o piensan que es mejor ocultarlas, es muy alto.
En el ejemplo de Roberto, su madre comenta la dificultad que le supone conocer los sentimientos de su hijo y dice tener la sensación de que en muchas ocasiones hablar con Roberto es como “hablar con la pared”. Según ella, esta dificultad es evidente cuando se comenta u opina sobre aspectos que implican valoraciones emocionales o expresión de sentimientos. Este comentario se lo suele hacer a Roberto con cierta frecuencia, además de a su marido a quién acusa de lo mismo a modo de queja.
Foto: Mizar Alcor
Más allá de las dificultades que pueda tener Roberto o su padre en el reconocimiento y expresión de emociones, es posible ver que su madre pretende comunicar –sin llegar a hacerlo asertivamente, sino a través de la queja- que se siente sola y le gustaría tener una conexión emocional más intensa con su hijo y su marido. Frases tales como "es como hablar con una pared" no conseguirán motivarles, sino que es probable que las entiendan más como una crítica que como una invitación a conectarse con sus sentimientos. Además, este tipo de comentarios pueden acabar convirtiéndose en profecías autocumplidas: al verse equiparado a una pared, Roberto se ofende, se desalienta y no responde, con lo que confirma la imagen que su madre tiene de él.
Una manera en la que la madre de Roberto podría mejorar la comunicación sería expresando de manera sincera sus sentimientos y necesidades. Como veremos a continuación, cuando se expresa vulnerabilidad se genera mayor acercamiento entre las personas. Un comentario del tipo "Roberto, cuando hablo contigo siento soledad y tristeza porque no encuentro la forma de conectar con tus sentimientos. Me gustaría mucho que me expresases lo que sientes para poder comprenderte mejor y sentirme más acompañada". De esta forma, es posible que este contacto emocional más cálido que la dura crítica despierte ternura en Roberto y su reacción sea diferente.
Como acabamos de comentar, en contra de lo que podamos creer, un aspecto que puede ayudar a resolver conflictos y mejorar la empatía y la comunicación es la expresión de nuestra vulnerabilidad. Nos cuenta M. Rosenberg, cómo el ocultar sus sentimientos en una charla que tuvo que impartir a un colectivo de personas de una zona empobrecida de su ciudad, le jugó una mala pasada.
"El primer día, al en­trar en el aula, los encontré entretenidos en una animada conversación, pero al
Ilustración: Typepad.com
verme se quedaron callados. «¡Buenos días!», los saludé. Continuó el silencio. Me sentí incómodo, pero tuve miedo de expresarlo. En lugar de eso, y de la ma­nera más profesional que pude, continué: «En esta clase vamos a estudiar un proceso de comunicación que espero que les sea útil en sus relaciones con sus familiares y sus amigos».
Seguí hablando de la CNV pese a tener la impresión de que nadie me escucha­ba. Una chica hurgó en su bolso, sacó una lima y se puso a limarse enérgicamen­te las uñas. Los que estaban sentados junto a las ventanas tenían la cara pegada a los cristales, como fascinados por lo que pudiera estar ocurriendo afuera. Aun­que me sentía cada vez más incómodo, seguí sin decir nada. Por fin, un alumno, indudablemente más valiente que yo, rompió el hielo. «A usted no le gustan los negros, ¿no?». El comentario me sorprendió, pero no tardé en darme cuenta de que, al querer disimular que me sentía incómodo, había contribuido a que el chi­co se hiciera aquella idea.
«La verdad es que estoy nervioso -admití-, pero no porque ustedes sean ne­gros. Lo que me pasa es que aquí no conozco a nadie y me gustaría caerles bien.»
Expresar mi vulnerabilidad tuvo un efecto muy importante en los alumnos. En seguida comen­zaron a hacerme preguntas, a contarme sus co­sas y a mostrar curiosidad por la charla."
El lenguaje, en muchas ocasiones, suele dar pie a confusiones, de no utilizarlo adecuadamente, como es el caso de la expresión de sentimientos. Es importante saber establecer la distinción entre palabras que expresan sentimientos reales y palabras que describen lo que creemos ser. Por ejemplo: "Me siento incapaz como padre", queriendo decir cómo nos evaluamos como padres, no cómo nos sentimos. Quizá fuese más acertado decir "Me siento decepcionado/frustrado como padre", al describir el sentimiento real que se esconde detrás de mi autoevaluación.
Cuando elaboramos un vocabulario de sentimientos que nos permi­te nombrar o identificar de forma clara y precisa nuestras emociones, nos re­sulta más fácil conectarnos con los demás. Al mismo tiempo que nos hace más vulnerables, la expresión de nuestros sentimientos puede ayudarnos a resolver conflictos.
La CNV distingue entre la expresión de los sentimientos reales y las palabras o afirmaciones que sirven para describir pensamientos, evaluaciones e interpretaciones.
Un sentimiento viene a ser una llamada de atención en cuanto a una necesidad más oculta, algo que tenemos dentro y que necesitamos expresar. Ampliar nuestro vocabulario de sentimientos facilitará que el otro nos comprenda mejor.

"las palabras pueden ser como muros que nos separan...
o como ventanas que nos dejan ver el interior de la otra persona..."
M Rosenberg

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