Foto: Pied Piper |
Vivimos
en una sociedad con exceso de positividad, en la que el pensamiento positivo
está de moda. Existe una tendencia hacia la baja inexorable de la tasa de
negatividad. Se blanquea la violencia, la historia, los actos de los
individuos.
Es
una noción muy extendida en los círculos de desarrollo personal, coaching,
psicología positiva, y hay infinidad de libros de autoayuda sobre este tema. En
las redes sociales no pasa un minuto sin que alguien postee una bonita foto con
la cita positiva de rigor que te recuerda que hay que pensar en positivo
(nosotras lo hacemos de vez en cuando).
El
mensaje está clarísimo: "el pensamiento positivo te llevará a la felicidad
que buscas y hará que tus sueños se conviertan en realidad".
A
menudo se escuchan cosas como: "Solo tienes que creer que lo conseguirás,
y llegarás a conseguirlo", "No pienses de manera negativa, y llegarás
al éxito que deseas", "Programa tu cerebro para pensar en
positivo".
También
escuchamos comentarios del tipo:
"El éxito
depende de si eliges el camino positivo de tus pensamientos, generando las
vibraciones correctas y evitando cualquier pensamiento o emoción negativa".
"La forma de
pensamiento determina aquello que atraemos -pensamiento negativo atrae cosas
malas, mientras que el pensamiento positivo atrae cosas buenas"
a
esto se le ha llamado "la ley de la atracción"
Sin
embargo, las posibilidades de escuchar las siguientes preguntas, es bastante
baja.
- ¿Qué es lo que podría ir mal cuando realizas un cambio?
- ¿Qué es lo que podría ir mal cuando dejas tu trabajo y comienzas a buscar uno nuevo?
- ¿Qué es lo que podría ir mal si empiezas a comportarte de tal o tal manera?
Realizar
este tipo de preguntas al plantearse un objetivo genera reflexión, facilita
alternativas ante posibles contingencias y da mayor solidez al planteamiento.
Foto: Luismi Llorente |
El
optimismo es importante. Nos hace sentirnos bien, nos hace tener confianza en
nuestras habilidades, ayuda a marcar y seguir nuestras metas. Pero si nos
pasamos, se nos puede volver en contra. Igual que en la cocina, para hacer un
buen plato, hay que ser muy cuidadoso con las proporciones de los ingredientes.
Demasiada sal o demasiado azúcar pueden arruinar un plato.
La
receta para hacer buenos planes es la combinación de diferentes tipos de
pensamiento y el quedarnos solamente con una parte de ellos, significaría tener
una visión reduccionista y limitada.
Hay
que aprender a valorar también la experiencia negativa y no anularla y pasando
directamente a otra cosa que nos resulte más positiva y satisfactoria. Este
tipo de pensamiento acerca de posibles experiencias negativas permite tomar
conciencia de los obstáculos y problemas inesperados que pueden aparecer, brinda
la oportunidad de ser proactivo y generar planes alternativos, así como buscar
recursos que pudieran ser necesarios para superar dichos obstáculos. De esta
manera se está preparado para su afrontamiento y se evitarán situaciones de
pánico y shock que podrían paralizar la acción.
El
optimismo da respuesta a preguntas tales como:
- ¿Qué puedo conseguir?
- ¿Qué es posible?
- ¿Qué acciones debo emprender?
Foto: Pedro Bavasso |
Sin embargo, el pensar en la posibilidad
de que aparezcan experiencias negativas, nos permite acceder a un conocimiento
mucho más amplio.
El
plan será más completo y robusto si se tienen en cuenta ambos enfoques.
Estamos
en plena compulsión quirúrgica que tiende a amputar las cosas de sus rasgos
negativos y a remodelarlas idealmente mediante una operación de síntesis.
Cirugía estética; para el rostro, el cuerpo, rasgos negativos de la
personalidad, lo feo, la parte del destino que nos espera, hay que reparar todo
ello y convertirlo en lo que hoy se puede entender por "belleza" que
encaje con los cánones y criterios de conveniencia y compatibilidad óptimas.
¿Dónde
está ese lado oscuro que nos hace valorar el que brilla? En una sociedad que a
fuerza de profilaxis, de eliminación de sus referencias naturales, de
blanqueamiento de lo malo, lo feo, lo políticamente incorrecto, de exterminio
de sus gérmenes y de todas las partes malditas, de cirugía estética de lo
negativo, sólo quiere vérselas con la gestión calculada y con el discurso del
Bien; éste se ha metamorfoseado en todas las formas virales y terroristas que
nos obsesionan.
Quienes
se enfocan solo en la parte positiva, tarde o temprano se encontrarán
sorprendidos por una realidad en la cual el resultado deseado (y por el cual se
ha trabajado) no siempre es el obtenido. Se sentirán confusos o quizá
decepcionados ante una realidad que implica gran monto de incertidumbre y donde
la pobre gestión de la misma puede llevar a experimentar mucha frustración.
¿qué pasaría si un día nos pasamos de sal en la preparación de un plato y
decidimos que desde ese momento no usaremos más la sal?
Por
esto es interesante preguntarse cada vez que nos marquemos una meta ¿qué podría
ir mal? y, a partir de esto, atrevernos a ir más allá de la certeza (muchas
veces poco realista) para prepararnos ante distintos escenarios posibles. Con
ello, entrenamos nuestra capacidad de reacción y la flexibilidad necesaria para
superar una mayor variedad de situaciones.
Esta
forma de enfrentar los retos aumentará las posibilidades reales de conseguir
los mismos.
Fuentes:
- Jedrzejczyk, Jan - "Positive Thinking" 2015 - http://imprific.com/janjedrzejczyk/positive-thinking/
- Jedrzejczyk, Jan - "This one question will totally change the way you think about your goals" 2015 - http://imprific.com/janjedrzejczyk/this-one-question-will-totally
- Jedrzejczyk, Jan - "Change the way you think about your goals" - 2015
- Baudrillard, Jean - "La Transparencia del Mal"
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